
Diga la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad
Lo peor que le puede pasar a un consultor – y por ende a su cliente – es tener sorpresas de último minuto. Recuerdo el caso de un cliente ya en la etapa final de su proceso que recibió una comunicación de la Embajada de Canadá diciendo que ya no podrá inmigrar. La razón: el hijo de 20 años había sido arrestado en un retén después de una fiesta y tenía 90 mg de alcohol por centilitro de sangre en su sistema.